El desabastecimiento de medicamentos en España sigue creciendo y genera bastante preocupación en la sociedad. ¿Qué pasa?
Existe el famoso refrán que, palabras más, palabras menos, implora que “con la salud no se juega”. Sin embargo, en España parece que de ratos la salud se convierte en un juego porque se le quita seriedad, recortándole también presupuesto. Está claro que la sanidad, en el territorio español, no es una prioridad, más allá de los discursos lindos que la quieran adornar y a pesar de los emotivos aplausos que se llevaba el personal en época de pandemia.
En el último enero, se conoció un dato que, además de preocupar demasiado, confirma que la salud no cuenta con la protección política correspondiente. Ese dato indica que el desabastecimiento de medicamentos sigue creciendo en el país de manera alarmante. En 2023, ese desabastecimiento aumentó en un 36% si lo comparamos con el 2022, que tampoco era ideal y ya estaba bajo, según indica el “Informe anual sobre desabastecimiento de medicamentos de 2023”, elaborado por la Agrupación Farmacéutica Europea, conocida como PGEU por llevar las siglas en inglés.
Los medicamentos en España, un tema alarmante que se intenta silenciar
Un punto a destacar, que no se puede ni debe soslayar, es que la falta de medicamentos no sólo es un problema español. La tendencia de esta falta de fármacos se puede ver también en otros 17 países de la Unión Europa. Sí, en la fuerte Europa, faltan medicamentos. Ya se puede uno imaginar qué sucede en Latinoamérica o en África, regiones siempre más castigadas.
Según los preocupantes datos de la Agrupación Farmacéutica Europea, 17 de los 26 países europeos encuestados tuvo en 2023 una situación peor que en 2022. Sólo seis países de esta región se mantuvieron igual y apenas tres países (Grecia, Macedonia del Norte y Chipre) mejoraron su panorama con respecto al año anterior.
¿Cuáles son los medicamentos que más desabastecimiento han sufrido? En la Unión Europea, esta lista la encabezan los antibióticos, seguidos por los que se usan para el sistema nervioso y, en tercer lugar, los que se utilizan para el sistema cardiovascular.
¿Cómo se podría solucionar esta grave situación? Según varios especialistas en la materia, una solución a este conflicto sería que se lleve a cabo una mayor flexibilidad en la legislación nacional, con la intención de que los farmacéuticos puedan disponer una alternativa al medicamento prescrito. Desde sectores de la izquierda, indican que, mientras el mercado siga siendo más importante que el humano, no habrá solución posible.
